miércoles, 16 de julio de 2014

PRACTICA FINAL 1.1

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO
Facultad de Ciencias
Escuela de Informática

Proyecto Final #6
La Universidad en la Computación en Nube


Asignatura:
INF10103201415  introducción a la informática

Sección: 03

Profesor: José Binet

Sustentantes:

·         Jorge Taveras  jorgetaveras29@gmail.com
·         Ramon Millares  ramonmillaresv@gmail.com
·         Yonneidy Ramirez yonneidyramirez@gmail.com
·         Elizabeth Septimo septimoelizabeth@gmail.com
·         Willdchard Almanzar WilldchardAlmanzar@gmail.com
·         Alexandra Contreras  alexandracontreraspuigbo@gmail.com
·         Karen Mendez karenmendez0906@gmail.com
·         Juan Feliz juanfelizmontero@gmail.com
·         Ezequiel De los Santos ezequieldd23@gmail.com
·         Fidel Ferrer fidelferrer94@gmail.com
·         Charles Yvel Charlesyvel10@gmail.com
·         Thalia De Leon  ThaliaDeLeon2409@gmail.com
·         St Vil Guerlemson GuerlemsonStvil@gmail.com







Tabla de Contenidos



Introduccion ………………………………………………………………...Pag3
Definiciones …………………………………………………………..…… Pag 4
Objetivos…………………………………………………………………….Pag.5
Antecedentes…………………………………………………………..…...Pag.6-7
Manifiesto……………………………………………………………..……..Pag.8
Estructura……………………………………………………………..…….Pag9-10
Ventajas……………………………………………………………...……...Pag.11 Desventajas………………………………………………………….……...Pag.11-12
Conclusion…………………………………………………………...……...Pag.13
Referencias………………………………………………………..………..Pag.14
Videos………………………………………………………………………..Pag.11
graficos……………………………………………………………...……….Pag.11






























Introducción
Hoy  En día son muchas las problemáticas que presenta en desarrollo del proceso de  aprendizaje  en las instituciones que se encargan de la  impartición del mismo a nivel mundial, quizás más en unos país que  en otros. Los problemas  de economía a nivel mundial han sido uno  de las  razones para que los gobiernos hoy en día  no se enfoquen en el desarrollo del aprendizaje y lo pasen a un segundo, quizás a un  tercero  o un último plano. Dejando de pensar en la calidad, y la mejora de la enseñanza y aprendizaje y en los resultados que el mismo podría dejar como es  un mejor rendimiento escolar. Para  velar por este desarrollo e  innovación de el proceso y el aprendizaje  se creo  la comunidad  de aprendizaje. En este trabajo estaremos aclarando  las siguientes cuestiones ¿Qué es la Comunidad de aprendiza? ¿De dónde surge?  ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas?



















Definicion
Las Comunidades Profesionales de Aprendizaje son una nueva forma para reconfigurar
las escuelas, en las que el trabajo colectivo y la colaboración entre los docentes son la clave
para la mejora de la práctica educativa. Para ello se requiere un cambio de cultura, en un
proceso lento y costoso en trabajo y esfuerzo. Esta nueva forma de trabajar juntos supone el
rediseño, reflexión crítica y constructiva de la práctica educativa, en una progresiva puesta en
práctica. A lo largo de este artículo analizamos y describimos los instrumentos ideados hasta
ahora, que conozcamos, que pueden ser de gran ayuda para evaluar el grado de
implementación de una Comunidad Profesional de Aprendizaje.
 Entre los instrumentos destacamos el de Hord (1996), creado a partir de los cinco
atributos críticos de una Comunidad Profesional de Aprendizaje que permite determinar, según
grados de desarrollo, la madurez del personal como una comunidad de aprendizaje.
 Por otro lado, se describe y analiza el instrumento propuesto por Olivier, Hipp y
Huffman (2003), diseñado a partir de las dimensiones de Shirley Hord (1997), que permite
evaluar las percepciones de la comunidad educativa y que ha sido de utilidad para educadores
e investigadores para determinar el grado de desarrollo y fuerza de las prácticas dentro de
cada dimensión.
Viendo desde diferentes angulos:
1-Desde una visión centrada en los profesores: la CPA puede definirse como un grupo de personas
compartiendo e interrogándose críticamente sobre su práctica de modo continuo, reflexivo,
colaborativo, inclusivo y orientado hacia el aprendizaje de los alumnos (Mitchell y Sackney, 2000;
Stoll, Bolam et al., 2006).
2- Desde una visión centrada en la escuela: según Pankake y Moller (2002) una CPA es una escuela
comprometida con el desarrollo de una cultura de aprendizaje colectivo y creativo, caracterizada
por unos valores y una visión en común, signada por un liderazgo distribuido y por normas de
trabajo colaborativas que fomentan la indagación sobre la práctica en condiciones organizativas
que facilitan todos estos procesos.

3- Desde una visión de comunidad escolar más amplia: Hargreaves (2008) entiende que las CPA son una estrategia organizativa muy poderosa que alienta y empodera a los profesores y a otros
miembros de la comunidad a aprender y a trabajar de manera conjunta para mejorar la calidad
de vida de todos los participantes. En esta línea, las CPA son también una forma de vida en la
que prevalece la preocupación por el desarrollo integral del alumnado pero también por el
bienestar de todos los miembros de una comunidad. Por ello destaca que las CPA deben ser
comunidades inclusivas, que sepan dar respuesta a la diversidad que traen los alumnos,
comprometidas con los ideales de la justicia social, y obligando al gobierno y a sus burocracias a
que también se hagan responsables de esta misión.







Objetivos:
El propósito principal es aprender colectivamente para mejorar la propia práctica
educativa, en las organizaciones en que trabajan, con el propósito de incidir en los
aprendizajes de los estudiantes. En este sentido Escudero (2011:133) sugiere que “ir
potenciando una cultura (concepciones, valores y normas, modos de hacer las cosas) y una
política interna (influencias, poder, derechos y deberes, exigencias) como elementos
importantes de y para la colaboración dentro de los centros, con los tiempos necesarios y los
temas pertinentes a indagar reflexionar y decidir, disponiendo los apoyos convenientes y
también la rendición de cuentas sobre lo que se hace y se logra”.



























Antecedentes
La reacción a los procesos de cambio de carácter fundamentalmente curricular impulsados desde las Administraciones con un enfoque "de abajo a arriba" propio de los años 60, en el que los docentes jugaban un papel de consumidores pasivos, de meros aplicadores de propuestas externas, generó en la  década de los 70 el nacimiento del Movimiento de Mejora de la Escuela (Murillo, 2002, 2003). En esos momentos se generalizó la idea de que el centro debe erigirse en el eje del cambio, en tanto se comprobó que las transformaciones impuestas no garantizaban una mejora significativa de los centros y, por  consiguiente, de los resultados de aprendizaje (Fullan, 1982).
 Así, frente al modelo IDDA (Investigación-Desarrollo-Difusión Adopción) propio de la década de los 60, los procesos de cambio educativo avanzaron hacia una nueva perspectiva. El modelo sucesor podría definirse de la siguiente manera: Iniciación , Implantación ,Continuación ,Productos (Murillo, 2005). De esta forma, el primer paso consistía en iniciar algún tipo de cambio por parte del centro o la adopción de una iniciativa externa al mismo. Posteriormente, la implantación refería al proceso de aplicación de la innovación o innovaciones dentro del centro. La fase de continuación incluía la institucionalización del cambio una vez generado este impulso inicial, proceso que pretendía sostener y solidificar los resultados en el centro. Las flechas de doble sentido -propias de este modelo- sugieren que el proceso no es completamente lineal, y que las fases más importantes son las situadas en la zona central: la implantación y la continuación.

Hay que destacar que una de las lecciones aprendidas más importantes, de esa primera etapa del Movimiento de Mejora de la Escuela, fue la importancia otorgada a la necesidad por establecer una formación más amplia y más adecuada para el profesorado. Sin embargo, a pesar de los avances conseguidos, los procesos de cambio no llegaban a ser tampoco completamente exitosos en estos casos. Resultaba relativamente "fácil" que un centro mejorara el rendimiento de los estudiantes si, por ejemplo, se le dedicaba mayor atención o más recursos a dicha escuela, o si se destinaban más profesionales a la tarea asignada. El problema era que cuando la atención o los recursos disminuían se hacía habitual que los centros volvieran a su situación de partida o incluso que empeoraran. De ahí que en la década de los 90, el foco de atención estuvo dirigido a los esfuerzos de cambio. Si antes se buscaba que los centros mejoraran, en esta fase se procuró centrar la atención en que los centros tuviesen la suficiente capacidad para sostener el cambio. A esta segunda época se le llamó la fase de “la gestión del cambio” (Hopkins y Lagerweij, 1997) o “la capacidad para el cambio” (Fullan, 1998). Según Hopkins y Lagerweij (1997), esta etapa se caracterizó, por un lado, por una mayor colaboración entre investigadores y prácticos, de tal forma que lograran integrar sus estrategias y sus conocimientos de la realidad de manera pragmática, sistemática y racional. Y, por otro, en la existencia de unas nuevas políticas educativas en diferentes países tendentes a dotar de mayor autonomía a los centros para que éstos pudieran asumir sus propias decisiones.
 En esta fase se enmarcaron muchos de los programas de mejora de la escuela más exitosos y que más influencia han tenido en el desarrollo de este movimiento. Entre ellos se encuentran el Halton Project (Stoll y Fink, 1992) en Canadá, el Accelerated Schools Project (Levin, 1993), las iniciativas enmarcadas en la línea de Reestructuración escolar (Elmore, 1990) en Estados Unidos, el famoso proyecto Improving the Quality of Education For All (IQEA) (Hopkins, Ainscow y West, 1994); así como el denominado Schools Make a Difference (Myers, 1996); y el proyecto Success for All (Slavin y Madden, 2001). Todos y cada uno de estos programas nos han legado una serie de lecciones a tener en cuenta para iniciar un proceso de cambio exitoso en los centros educativos.
Centrados en el tema del aprendizaje del profesorado, la principal lección obtenida consistió en entender que la escuela no mejorará si los profesores no evolucionan individual y colectivamente. Aunque los docentes realizan parte de su trabajo en solitario, si el centro en su conjunto pretende evolucionar deben existir muchas oportunidades de desarrollo del profesorado en el que los profesores aprendan juntos. De esta forma, el énfasis en la formación individual del profesorado evolucionó hacia un concepto de aprendizaje colectivo.
Por otra parte, en 1990 se publica un libro no orientado al mundo educativo pero que encuentra en la escuela su principal escenario para el desarrolo y que marca los siguientes años de la Mejora de la Escuela: la Quinta Disciplina de Peter Senge (1990). Con él se popularizó el prometedor concepto de "Organizaciones que aprenden"; ésta focalizó gran parte de la literatura sobre desarrollo organizativo en los últimos años de la década de los 90 y en los primeros del nuevo siglo (Argyris, 1992, Senge, Roberts, Ross, Smith y Kleiner, 1994; Bolívar, 2000). Como señala Bolívar (2008), la idea del aprendizaje organizativo se ha movido desde una concepción en la que una organización fomenta el aprendizaje continuo a una en la que éste se utiliza para la mejora y el cambio mismo. A su vez, se ha pasado de pensar a las relaciones como un modo de compartir el conocimiento, a comprender la importancia de fomentar estas relaciones por sí mismas a lo largo de toda la organización. Desde esta perspectiva, las instituciones aprenderán verdaderamente cuando otorguen más capacidad y mayores niveles de poder a los grupos y los individuos que los componen.

Por otro lado, en la última década del pasado siglo, se desarrollaron algunos importantes estudios sobre modelos de trabajo colaborativos entre los docentes (Little, 1990). Desde estos y otros planteamientos similares fue surgiendo paulatinamente la idea de “comunidad” como elemento discursivo y propuesta de trabajo en las escuelas, que apuntaba a combatir la alienación y a facilitar la tarea frente a las crecientes complejidades con las que se fueron enfrentando los profesores en su trabajo diario.










Manifiestos
Para que el trabajo colaborativo de los profesores no quede en un mero diálogo retórico, sino que los intercambios sean el núcleo del desarrollo profesional docente de modo que éstos incidan en el aprendizaje de los alumnos, se deben tener en cuenta algunos elementos cruciales a la hora de implementar estos espacios de aprendizaje colaborativo.
En esa dirección conviene rescatar un estudio en el que se examinaron los diálogos entre dos pequeños grupos de profesores de diferentes escuelas para determinar de qué manera y bajo qué condiciones estas conversaciones podían generar un aprendizaje profesional que fortaleciera la práctica de enseñanza y, a la vez, reforzara el sentido de comunidad  (Little y Horn, 2007). Las autoras encontraron que el proceso de aprendizaje se iniciaba cuando, primero, los profesores asumían que un problema podía clasificarse como algo “normal”, como una situación habitual dentro de la práctica. Una vez identificada la problemática, el aprendizaje se generaba a raíz de una serie de comentarios, reflexiones, interrogantes y consejos que permitían extenderse a algún aspecto del problema, lo cual derivaba en el desarrollo de principios más generales sobre la enseñanza. 
En otras palabras, Little y Horn (2007) sugieren que los diálogos colaborativos entre profesores deberían incluir intercambios que permitan identificar, elaborar y reconceptualizar los problemas surgidos desde la práctica. Esto significa que cuando se plantea un problema concreto sobre la práctica se deben formular una gran cantidad de preguntas para poder desentrañar la complejidad y la ambigüedad del caso a medida que se interpreta, se reflexiona y se explica dicho fenómeno. Los “buenos diálogos” son aquellos que se centran en relatos acerca de la experiencia cotidiana de los docentes y sus vicisitudes, de modo que la práctica de clase pueda transformarse en algo visible, compartido y público.
Asimismo, las conversaciones y los diálogos entre docentes deben centrarse en asegurar que los alumnos estén aprendiendo, es decir, que toda la comunicación y el intercambio entre los profesionales deben estar enfocados en los resultados de aprendizaje de los estudiantes.
Es por ello que los profesores deberían encontrar una manera de sistematizar sus intercambios para garantizar que sus conversaciones deriven en una mejora significativa de los resultados de aprendizaje de los alumnos. En esta línea, Hord y Hirsh (2008) rescatan una pauta de trabajo que permitiría maximizar la capacidad de aprendizaje colectivo del profesorado, organizando sus diálogos alrededor de distintas cuestiones y a través de una serie de etapas:
1.      Se identifican y definen las necesidades de aprendizaje de los estudiantes.
2.      Se especifican las prioridades de mejora a partir de los datos. Se seleccionan prácticas o programas específicos.
3.      Se establecen las necesidades de formación.
4.      Se define la formación profesional
5.      Se implementan las innovaciones
6.      Se evalúa el proceso de implementación y Se establecen nuevas necesidades de mejora.
A pesar de no existir una conceptualización única sobre el término y si bien es posible abordar este fenómeno desde diferentes perspectivas, existen ciertas cualidades que constituyen la esencia de este modelo. Para poder afirmar que una escuela es o contiene una Comunidad Profesional de Aprendizaje deben darse ciertas condiciones (Lieberman, 2000; Hord, 2004; Stoll et al., 2006; Stoll y Louis, 2007; Hord y Hirsch, 2008). Entre ellas vale la pena mencionar:
1.      Valores y visión compartida: toda la comunidad educativa debería consensuar en la visión de la escuela en su totalidad, de modo que las creencias y los objetivos de cada docente sean coherentes con los del centro, determinando objetivos comunes en beneficio de todos los alumnos. En definitiva, sin valores y metas compartidas no existe el sentido de “comunidad”.
2.      Liderazgo distribuido: en una CPA deben brindarse las oportunidades para que diferentes profesionales desarrollen su capacidad de liderazgo en distintas áreas, de modo que se incremente el profesionalismo del equipo docente y esto les permita hacer un mejor seguimiento de su propia tarea.
3.      Aprendizaje individual y colectivo: en toda CPA se debe especificar qué es lo que la comunidad necesita aprender y cómo debe aprenderlo para luego desarrollar ese aprendizaje dentro del centro o en el marco de alguna red de aprendizaje. Asimismo y tal como se verá posteriormente, las necesidades de aprendizaje del profesorado se establecen a partir de una evaluación de los resultados de aprendizaje del alumnado.
4.      Compartir la práctica profesional: en el marco de las CPA, la práctica docente deja de ser algo privado para convertirse en una cuestión de dominio público. Se pretende que por medio de observaciones, registros y devoluciones constantes entre los propios docentes, éstos consigan reflexionar sobre su práctica, garantizando así un aprendizaje profundamente pragmático y colaborativo.
5.      Confianza, respeto y apoyo mutuo: en una CPA se cuida que todos los miembros se sientan apoyados y respetados por el resto de la comunidad educativa. Es por ello que deben prevalecer sensaciones de confianza de modo que todos los participantes cuenten con la contención y la seguridad suficiente para comprometerse y estar activamente implicados en los procesos de mejora. Las diferencias individuales y la disensión son aceptadas dentro de una reflexión crítica que promueva el desarrollo del grupo, no existiendo en principio dicotomía entre individuo y colectividad.
6.      Apertura, redes y alianzas: para apoyar o fomentar la construcción de CPA en las escuelas, o bien para constituir una CPA que trascienda los límites del centro, se necesita establecer lazos y vínculos sólidos entre los miembros de la comunidad y también con el entorno. Las redes de aprendizaje se constituyen así en espacios para la generación de conocimiento, en tanto los profesores pueden adquirir nuevas ideas mediante el contacto con otros profesionales, promoviendo así el pensamiento innovador.
7.      La responsabilidad colectiva: uno de los distintivos tal vez más importantes de este modelo y que conforma su naturaleza más esencial radica en que los miembros de una CPA asumen unaresponsabilidad colectiva frente los aprendizajes de todos los estudiantes (Lieberman, 2000; Hord, 2004). Esta sensación de equipo tan sólida permite, por un lado, que los docentes se atrevan a tomar riesgos a la hora de innovar sin temor a sufrir represalias y, por el otro, los invita a buscar ayuda frente a problemáticas de trabajo determinadas, o bien a compartir los éxitos obtenidos en sus aulas de clase.
8.      Condiciones para la colaboración: en una CPA deben garantizarse ciertos elementos de orden físico o estructural de modo que se aseguren las condiciones espacio-temporales adecuadas para el trabajo colectivo en el centro. En esta dirección, deben proveerse recursos tales como materiales de trabajo, información, asesores externos u otros elementos requeridos, de modo que la comunidad educativa pueda “encontrarse” para desarrollar el aprendizaje colectivo.
























 Ventajas
los beneficios de las comunidades de aprendizaje son bien conocidos:
·1- El beneficio principal, es que parte del dialogo como pilar central del proceso.
Bien gestionado se puede lograr una mayor interacción y participación, y mejor
atención y relaciones profesor / alumno.
2· ­­La responsabilidad compartida, todos los miembros de la comunidad son
participes en el proceso de aprendizaje.
3· El conocimiento se entiende como dinámico, adquirirlo no supone ingerir una
lista de elementos a reproducir en un examen, sino construir una comprensión
propia de la materia.
4· Es un proceso activo y colaborativo. Esto ayuda a evitar la pasividad que
frecuentemente exhibe el alumnado en otros enfoques.

Otra ventaja añadida de este modelo es que la comunidad debe plantearse y revisar la
calidad y la evaluación en la educación: la aproximación de la comunidad de
Las comunidades de aprendizaje. Nicanor García Fernández. Pág. 5 de 10
aprendizaje a la comunidad, permite que los resultados se pueden evaluar en función
de la práctica real en esta comunidad y su continua evolución.

Con estas premisas, pensamos que se dan las condiciones para desarrollar
experiencias innovadoras que contemplen propuestas y modelos de enseñanza a
distancia en comunidades virtuales que suponen verdaderas experiencias avanzadas
de comunidades de aprendizaje colaborativo, participativo, abierto y democrático.


Desventajas
En el Proceso de construcción de las Comunidades de aprendizaje surgen diferentes
Dificultades
a) Falta de tiempo: hay que repensar el tiempo como inseparable de los procesos de
Cambio. El primer inconveniente es la falta de tiempo, pero hay que clarificar el tiempo para
Qué y el tiempo para quién. Toda iniciativa de cambio requiere personas que dediquen horas a
Nuevas actividades de reflexión, preparación, trabajo en colaboración y entrenamiento.

b) Hay una queja que se contagia: la falta de apoyo y de ayuda La ayuda puede tomar
Muchas formas en las iniciativas de cambio. Puede venir de consultores externos o internos,
pero lo que es cierto que en los proyectos de cambio significativo se necesita ayuda.
Por ello es oportuno buscar la colaboración de variedad de expertos, no
cerrándose a unos pocos designados (profesores, administradores, padres, otros profesionales,
estudiantes). Este punto de vista abierto incluye a los miembros de la Comunidad de
aprendizaje como expertos, en cuanto que se considera que pueden ser fuente de facilitación.
Cada momento del proceso necesita un tipo de ayuda. Muchas veces en las
organizaciones educativas la petición de ayuda se considera signo de incompetencia.
Cuanto más fuerte y profundo sea el proceso de cambio, tanto mayor será la necesidad
de entrenamiento, guía y apoyo. Si el apoyo que necesita la gente es inadecuado la eficacia del
cambio se perjudica y el aprendizaje no se desarrolla. Emerge la percepción de que no
sabemos qué hacer, y entonces la sensación de frustración puede obstaculizar este proceso.

c) Cambio no pertinente hay que establecer argumentos claros y auténticos sobre la
importancia del cambio y el significado que tiene para todos, para poder conectar con la
iniciativa que se propone.

 d) La falta de compromiso de personas o de grupos. Todas las personas necesitan
implicarse en los proyectos, pero no sirve simplemente, en la fase de iniciación tener
información sobre el proyecto y asistir a seminarios y congresos, y, luego, al llegar a la propia
situación y seguir haciendo lo de siempre, sino que es preciso llegar al compromiso y cumplir
lo que se ha decidido que puede hacer cada persona o grupo a su nivel. Tan pronto como una
iniciativa toma impulso, las personas empiezan a preguntar ¿están realmente comprometidas
todas las personas? Y enseguida empieza a bajar la confianza, en los ambientes de
aprendizaje empieza el recelo de que no se están cumpliendo las previsiones de tareas y de
tiempo. Por ello, los profesore/as y las personas del entorno, incluso las administraciones
públicas, que acometen iniciativas propias, necesitan aumentar la confianza ante cualquier
cambio bien sea de tipo personal como estructural. Si baja la responsabilidad, la credibilidad
de la iniciativa baja su eficacia. Así mismo hace falta presentar propósitos y valores que sean
verosímiles en cuanto a la vida de la organización, y crear la credibilidad del proyecto por
demostración, no sólo por explicación. Así se va creando una mayor conciencia
organizacional
e) Temor y ansiedad. En la mayor parte de las situaciones convencionales de trabajo,
la armonía puede parecer un simulacro que responde al principio de No alterar la calma.
Normalmente lo que se toma por trabajo en equipo suele ser la superficie tranquila, la
aparente ausencia de problemas. En las reuniones las personas guardan silencio y luego en
privado dicen: Esto es imposible y además no puede ser y se confabulan en la creencia
compartida de que todo lo de este mundo jamás va a cambiar. Empiezan a aparecer los
problemas, porque el temor y la ansiedad son reacciones naturales a los cambiosla mayoría de estas propuestas no han conseguido, desde una u otra vertiente, alcanzar mejoras sustanciales en la calidad de los centros y, con ello, en el aprendizaje de los estudiantes.









Conclusión
Quizás hoy en día es un reto luchar por la calidad de la mejora del aprendizaje Siendo una de las vertientes la falta de apoyo, pero recibir una buena educación satisfactoria es un deber por lo que se lucha cada día para mejorar dicha calidad. Convertir las escuelas en Comunidades Profesionales de Aprendizaje no sólo implica una nueva organización escolar, ni se trata de establecer un conjunto de actividades que los docentes deban cumplir, ni pretende consolidar una nueva forma de dirigir los centros o una visión diferente sobre el liderazgo escolar. En realidad, es un poco de todo eso pero también mucho más. Pensar en CPA implica gestar una nueva cultura escolar basada en unos principios novedosos para la acción individual y grupal como pudimos ver en el desarrollo del tema  y podemos concluir diciendo que la comunidad de aprendizaje no es más que  un grupo de personas, motivadas por Una visión de aprendizaje común, que se apoyan y trabajan unidas, buscando maneras, dentro y fuera de su comunidad inmediata, de preguntarse sobre su práctica y juntas aprenden nuevas y mejores propuestas para mejorar el aprendizaje de todos los alumnos

























Referencias:


Videos:














                       




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