miércoles, 16 de julio de 2014

PRACTICA FINAL 1.2

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO
Facultad de Ciencias
Escuela de Informática

Asignatura:

INF10103201415  introducción a la informática

Sección: 03

Profesor: José Binet


Proyecto Final #4
Grupo1. El Currículo por Competencias en la Educación Superior

Sustentantes:

Ydsell Bonilla…………………….100252483 Ydsellbonilla@gmail.com

Juan José De León……………….100302031  Juanjosedeleon77@gmail.com
Andreina Valdez Trinidad…………1001900163 Valdezandreina0@gmail.com 
Joan Rosso ………………………...100283397  Joanrosso95@gmail.com
José Luís Quezada…………………100205570 Joseluisquezada894@gmail.com
José Miguel Solís…………………...100294296 100josemiguel@gmail.com
Maria M. Montero …………………...100272023 monteromaria403@gmail.com
Leidy Dicent…………………………100111136 dicentleidy@gmail.com
Wellington Paulino…………………. 100018784 Wellingtonpaulino02@gmail.com










Tabla de Contenido.



Definiciones…………………………………………………………….Pág. 3

Antecedentes históricos del currículum de competencias……………...Pág. 4-5
    • La discusión teórica.
    • La dimensión práctica.

Universalización del currículum de competencias………………………..Pág. 6-7

Impacto económico, social y cultural del currículum de competencias…..Pág. 8

Obsolescencia de la concepción clásica del profesional………………….Pág. 9-10

Elcarácter técnico del Currículum de Competencias y
 nuestra realidad académica………………………………………………..Pág. 11

Rol de la investigación en la formulación y desarrollo
del currículum de competencias…………………………………………Pág. 12

Cnnclusión……………………………………………………………….Pág. 13

Referencias……………………………………………………………...Pág. 14















       DEFINICIONES.

         RENDIMIENTO: La idea de rendimiento se refiere a la proporcion que surje entre los medios empleados para obtener algo y el resultado que se consigue. EL beneficio o el prvecho que brinda algo o alguien tambien conose como rendimiento.
                                                                                                                                   
         ACADÉMICO.El término académico proviene del griego akademia (el lugar ubicado en las afueras de Atenas donde Platón se reunía a estudiar) y es aquel que es utilizado para denominar no sólo a individuos sino también a entidades, objetos o proyectos que se relacionan con niveles superiores de educación.
                                             
          COMPETITIVIDAD: La competitividad es la capacidad que tiene una empresa o país de obtener rentabilidad en el mercado en relación a sus competidores. La competitividad depende de la relación entre el valor y la cantidad del producto   ofrecido y los insumos necesarios para obtenerlo(productividad), y la productividad de los otros oferentes del mercado.


     CURRICULUM: El término currículo (en ocasiones también currículum) se refiere al conjunto de objetivos, contenidos, criterios metodológicos y técnicas de evaluación que orientan la actividad académica (enseñanza y aprendizaje) ¿cómo enseñar?, ¿cuándo enseñar? y ¿qué, cómo y cuándo evaluar? El currículo permite planificar las actividades académicas de forma general, ya que lo específico viene determinado por los planes y programas de estudio (que no son lo mismo que el currículo). Mediante la construcción curricular la institución plasma su concepción de educación.

















Antecedentes históricos del currículum de competencias
La discusión teórica:

Bajo esta óptica, el soporte inicial del Currículum de Competencias probablemente tenga mucho que ver con la fuerte discusión que se produjera en los últimos años del siglo XIX entre los pedagogos norteamericanos, a propósito de las influencias del formalismo herbartiano en el carácter abstracto, especulativo, academicista y literario adquirido por las finalidades de la educación de ese país. Un primer avance de superación del problema pueden considerarse en las ideas planteadas por William Chandler Bagley sobre el fin de la Eficiencia Social. Dice: “Un individuo socialmente eficiente es aquel que, primero es capaz de levantar su propio peso; segundo el que junto con hacerlo, no interfiere para que otros puedan hacerlo; tercero que además ayuda a otros para que lo hagan”.

Desde luego que el señalado concepto no resultaba del todo cómodo para quienes, en las dos primeras décadas del siglo XX, exigían mayor rigor, cientificidad y objetividad conceptual a las definiciones sobre las finalidades propias de una educación renovada. Entre estos críticos, John Franklin Bobbit asume la idea de la Eficiencia Social pero descalifica su contenido por considerarlo demasiado abstracto y general. La vida humana no trascurre en forma general, señala; transcurre a través de sucesivas experiencias,de acontecimientos específicos y puntuales, que al coordinarse unos con otros le van  dando sentido al vivir concreto. Si la instrucción pretende preparar a los individuos para la vida, debiera entonces desarrollar las actitudes y competencias específicas que son demandadas por la variedad de experiencias que son propias de un vivir concreto. Las tareas mediante las cuales se realiza un empleo y desempeña un oficio constituyen una buena muestra de que es posible distinguir, seleccionar estas habilidades, conocimientos y actitudes que la formación debiera proveer al individuo. Cuál sea el número de estas competencias no es lo más importante; lo importante es que los objetivos educacionales las recojan y se conviertan en referencias precisas para la acción que debe realizar el profesor. (Luego de catalogar miles de estas competencias, Bobbit las agrupó en 10
categorías).

Por los mismos años, Werrtt Wallace Charters desarrolla una postura equivalente a la de John Franklin Bobbit, argumentando que el método que permite determinar aquello que debe enseñarse, es el método de análisis de las capacidades para desempeñar un empleo o una tarea cualquiera (por ejemplo, el análisis de las operaciones necesarias para manejar una determinada máquina). El análisis debiera culminar en una definición graduada y seriada de Unidades de Trabajo (o de “tareas”, diríamos hoy). Frente a la crítica que pedagogos de la educación progresista –como Dewey, Kilpatrick y otros– formulan a W.W. Charters, debido al carácter excesivamente pragmático, utilitario y puntual que aduce para los objetivos de enseñanza, éste va a plantear que, además de las tareas ocupacionales, el análisis podría alcanzar hasta algunos ideales que debiera tener el trabajador. Por ejemplo, los secretarios debieran tener amabilidad tanto para responder como para preguntar, criterio para resolver solicitudes de entrevistas y otros por el estilo.

La dimensión práctica:
Las primeras preocupaciones por desarrollar competencias en los escolares se advierten en EEUU a fines del siglo XIX, al instalarse cursos de trabajos manuales en madera; actividad algo resistida y que fue incorporada a la enseñanza por aquí y por allá sin una organización formal y programa específico que ordenara su ejecución. Si bien la difusión de los nuevos conceptos curriculares tenía consecuencias en las transformaciones que experimentaba la enseñanza elemental y vocacional escolarizada,no lograban ellos proyectarse mayormente en el ámbito universitario. Sin embargo, en 1906 ocurrirá un cambio fundamental. Veamos; sus estudios de ingeniería y la experiencia ganada en un taller de arquitectura, llevaron al profesor Herman Schneider a denunciar las incongruencias existentes entre las enseñanzas profesionalizantes,teóricas y librescas de los colleges y universidades y las tareas que en la vida real debíaejecutar un técnico o profesional. Sobre esta constatación pudo, el año 1906, luego de vencer muchas incomprensiones y prejuicios, hacer realidad en la Universidad de Cincinnatti-Ohio el primer curso de un “Plan Cooperativo Universidad-Empresa”,que funcionaría como “alternativa” del plan de profesionalización regular sustentada en asignaturas teóricas habituales de Ingeniería Mecánica, Eléctrica y Química. El Plan de Schneider, elaborado con el concurso de empresarios y trabajadores, contó inicialmente con la cooperación de 15 industrias cuyos talleres se utilizaban en las horas llamadas “práctica de aplicación”. En 1906, la relación entre los inscritos en el Plan Cooperativo y los del plan regular fue de 27 versus 107 alumnos en favor de este último; en 1909, la relación se había invertido y sería 123 versus 62 a favor del Plan Cooperativo; en 1917, la relación fue aún más radical, 473 alumnos versus 27 inscritos en cursos teóricos. Hacia 1930, los postulantes del Plan Cooperativo Cincinnatti superaban los 10.000 jóvenes,de los cuales eran admitidos solo unos 400, debido a los problemas suscitados por las prácticas en talleres reales de fábricas e industrias. El sistema cooperativo de Schneider, sustentado en la formación de competencias laborales, se extendió rápidamente hacia High School y Universidades de todo el país,siendo incluso adoptado por el Instituto Tecnológico de Massachussets.




Universalización del currículum de competencias.

La inevitable tensión que dentro del Currículum de Competencias se producía entre los objetivos educativos de índole humanista versus los objetivos instrumentalistas (o, en otros términos, entre el academicismo latino y el pragmatismo anglosajón),constituyeron en Chile desde un primer momento un fértil campo de crítica al nuevo sistema. El énfasis que se ponía en las competencias “duras” y la adecuación de las mismas al instrumental tecnológico del sector empresarial, de partida no presagiaban posibilidades de movilización horizontal y menos vertical del futuro trabajador. Por
el contrario, facilitaba críticas y resistencias, las cuales no era difícil sustentarlas en un mundo como el de los años 90 del siglo pasado, cuando no se patentizaban en nuestras percepciones, inteligencia y experiencias, hechos y procesos que al poco andar tendrían un impacto formidable en los conceptos, orientaciones, tendencias y metodologías de enseñanza de todos los niveles. Los procesos históricos y culturales estaban configurando, en efecto, un nuevo escenario para la educación. Escenario, en donde actualmente no se puede prescindir o no considerar, por ejemplo:

La Internet y las redes de información y comunicación de diferentes alcances.

Las tendencias de globalización económica, planetarización cultural y de internacionalización de las universidades y en general de la Educación Superior.

La creación de un espacio nacional e internacional de carácter virtual, y la incorporación de las TICS en la organización y forma de enseñanza.

La robotización e informatización de los procesos productivos con el consiguiente impacto en la organización y ejecución del trabajo, la movilidad ocupacional y las posibilidades de empleabilidad.

La obsolescencia rápida de las competencias profesionales y la declinación de la estabilidad incorporada en el concepto tradicional de “profesional” y de “carrera profesional”.

El reconocimiento (de sesgo democrático) de la participación obligada que cabe a los “nuevos actores” en el diseño y validación de los planes de capacitación y de formación profesional: a los académicos se añaden hoy, colegios profesionales,organizaciones empresariales, servicios de producción privada y pública,organismos de ex alumnos, etc.

Los tratados de libre comercio entre Chile y la Comunidad Europea, EEUU, México, China, etc., que al facilitar la transferencia de bienes y servicios profesionales entre los países, obligan a acreditar calidad mediante estándares y normas internacionales (norma ISO 1800, por ejemplo).
La reformulación de alcances universales del concepto clásico de “competencias laborales” y añadiendo a las llamadas “duras” u operacionales, otras “blandas”de tanto o igual valor que las otras en la organización del trabajo de estructura compleja: actitudes, inclinaciones y disposición de interacción personales, trabajo en equipo, de responsabilidad, de compromiso institucional, de emprendimiento,de autoestudio, de ética laboral, entre otras.

La introducción y exigencias de cumplimiento de criterios y estándares oficiales para validar planes de capacitación, de formación profesional y de aperturas de trayectorias. Ejemplo: carreras técnicas de nivel medio; reglamentos de régimen modular de competencias para Centros de Formación Técnica; puesta en marcha del Sistema Nacional de Aseguramiento de Calidad de la Educación Superior que establece, por ejemplo, que las agencias acreditadoras otorgarán garantía de
calidad de las carreras y programas, “en función de los propósitos declarados por la institución que las imparte y los estándares nacionales e internacionales de cada profesión y disciplina”, etc.























Impacto económico, social y cultural del currículum de competencias.

•Tanto por razones de responsabilidad pública como por exigencias de la creciente competitividad a que se ven enfrentadas hoy las instituciones de la Educación Superior, la necesidad de vincular de manera más relevante y pertinente sus estudios y carreras con el mercado del empleo y el desarrollo nacional, se ha ido convirtiendo más y más en un motivo central de preocupaciones académicas.Prácticamente sin excepción, los nuevos diseños curriculares de la enseñanza superior, se llevan a efecto de acuerdo con los principios y criterios del llamado “Currículo Basado en Competencias”.

•Bajo esta óptica, la internacionalización del modelo y las posibilidades que él ofrece al flujo de estudiantes y profesionales de un país a otro, y la validación de títulos y grados según criterios internacionalmente reconocidos y concordados,explican la importancia que se le asigna actualmente a éste como una de las claves del mejoramiento de la calidad de la enseñanza superior.

•La globalización y los tratados de libre comercio acentuarán cada vez más la movilización internacional de estudiantes, profesionales y trabajadores en general, con el consiguiente impacto que esto tendrá en los mercados de empleo local. La necesidad de disponer de criterios internacionales para que los Estados y empresarios puedan otorgar un reconocimiento fiable, veraz y rápido de las competencias que portan los trabajadores y estudiantes que se movilizan, dependerá en grado sumo, de las formas con que cada país ha creado sistemas internos de formación, acreditación y certificación de las competencias laborales.

•Por otra parte, el deber de conectar la garantía de calidad con “estándares nacionales internacionales”, obliga a pensar en el establecimiento previo de unos requisitos nacionales definidos con el concurso de académicos, profesionales en ejercicio, gremios, empresarios del sector privado, especialistas del sector público, etc. Estos estándares obrarían como obligados referentes de las carreras impartidas por toda institución profesionalizadora movilizada por propósitos de excelencia acreditable. No obstante, igualmente implica de modo indirecto relevar el sistema nacional de competencias, toda vez que lo habitual es que dichos estándares se formulen teniendo en perspectiva los productos terminales de las carreras o programas y, por lo mismo, tiendan a formularse desde el punto de vista de los perfiles profesionales y las competencias genéricas de desempeño correspondientes.


Obsolescencia de la concepción clásica del profesional.

•          La rápida obsolescencia de los conocimientos que sirven de apoyo a las carreras profesionales junto con la renovación constante del espectro de las profesiones y los cambios diarios de las tecnologías y formas de producción económica,han desacreditado por completo la tradición de formar jóvenes en función de perfiles profesiográficos cerrados y estables. “Los estudios estiman que al cabo de una década el trabajador formado en el estilo clásico, no estaría en condiciones para responder satisfactoriamente las exigencias de desempeño laboral que le impondrá su especialidad laboral”. Más aún, se considera en EEUU por ejemplo,que en la Sociedad del Conocimiento, un joven graduado se deberá enfrentar con el reentrenamiento por lo menos cada 3 o 5 años. Esto significa que deberá cumplir más de 10 ciclos completos de recalificación y reentrenamiento durante una vida activa que, según los índices demográficos, tenderá a extenderse.

•          Las críticas que plantea el sector laboral a los esquemas y conceptos con que los sistemas de formación universitaria preparan al trabajador, son cada vez más agudas y pertinentes. La formación profesional en nuestro país no sólo sería demasiado extensa; también carecería de aptitudes para desarrollar en futuros profesionales “competencias operativas” adecuadas al estado en que se encuentra la organización del trabajo en cualquiera de los ámbitos de la producción.
Existe hoy conciencia de que los estudios están concebidos en función de los conocimientos que se presume debiera el futuro profesional poseer, y no en las competencias, habilidades y destrezas que debiera adquirir para desempeñarse de manera eficaz y eficiente en un área determinada. En este sentido, los resultados de investigaciones y encuestas realizadas sobre estas inadecuaciones son
importantes.

•          Dentro de este marco de ideas se piensa, que tal como ocurre en países desarrollados, los títulos no se obtendrían de una vez y para toda la vida. Por el contrario, el graduado debiera demostrar periódicamente ante comisiones ajenas a la institución que lo formó, que ha desarrollado nuevas competencias que lo habilitan para el estado en que se encuentra el ejercicio profesional. Una cosa es el título o cartón, y otra es la habilitación o reconocimiento de disponer efectivamente de las competencias de desempeño requerido por el estado en que se encuentra el sistema productivo. (Estimaciones indican que la revalidación de títulos debiera efectuarse cuando más, cada siete años).

•          El dinamismo de las transformaciones tecnológicas, las repercusiones de éstas en las nuevas direcciones de los procesos productivos, la cambiante plasticidad de la estructura del empleo y los retos de la profesionalización continua, plantean la necesidad de coordinar lógica y funcionalmente las competencias de salida de un nivel con las entradas del nivel siguiente conformando así una trayectoria de profesionalización continua. Las “trayectorias” de los diferentes tipos de profesionalización (línea carrera) vertebrarían en un orden de complejidad cada vez más avanzada las competencias “terminales” de cada una de las estaciones o niveles en que cabe desagregar trayectoria total, sin descuidar en cada caso la coordinación de los terminales con las respectivas instancias operacionales de una estructura compleja del empleo calificado.


•          De acuerdo con lo anterior, el concepto clásico de profesión debe ser sustituido por el concepto más plástico, dinámico y pertinente de “profesionalización continua”, concepto éste asociado con el principio de la educación permanente y el autoaprendizaje. Cabe destacar que muchos analistas del empleo, coinciden en señalar que de acuerdo con las tendencias que afectan la estructura del empleo y el desempeño laboral, se estaría en el ocaso de las carreras profesionales
como consecuencias inevitables del surgimiento de las economías digitales, y de la fragilidad de las estructuras del empleo. En consecuencia, si el profesional carece de capacidad de autoaprendizaje o de iniciativa para recrear y reconvertir continuamente sus competencias o habilidades laborales en la dirección requerida por los cambios que van ocurriendo en los sistemas de producción y empleo, no sólo estaría condenado a la cesantía; en lo principal, el título obtenido perdería todo valor. De aquí la tendencia de formar al profesional como integrante de una “familia ocupacional” a objeto de abrir posibilidades para insertarse en una variedad de puestos de trabajo de una misma categoría. Estas posibilidades se acrecientan cuando la formación se esfuerza por proveerlo además de una gran “sintonía fina” que le ayude de modo rápido a adecuar sus competencias al tipo de labor exigida en el punto de inserción en la estructura productiva. Con este tipo de disposiciones y actitudes el trabajador lograría mantener un control proactivo sobre su desarrollo profesional, y sobre las posibilidades que a la “empleabilidad” ofrecen los nuevos escenarios que van diseñando el piso móvil de los procedimientos de la producción y la organización del trabajo.

•          Por otra parte la organización robotizada del trabajo y la resolución de los problemas del mismo mediante los ingenios computarizados y cibernéticos, tienden tanto a disminuir el número de trabajadores que se desempeñan en la primera línea de operación, como a ampliar el índice de quienes se ocupan en tareas técnicas de administración, gerencia, control de calidad, etc. No extraña pues, la insistencia con que el sector productivo demanda del trabajador la posesión de competencias blandas o transversales tales como el trabajo en equipo, iniciativa, resolución de problemas, enseñanza a otros, tomar decisiones, razonar y usar la imaginación, autocontrol, responsabilidad, emprendimiento, etc





El carácter técnico del Currículum de Competencias y nuestra realidad académica.

El currículum de competencias es en lo esencial, como se sabe, un régimen de
estudio de carácter flexible, modular y recurrente.

Flexible en tanto ofrece a los individuos una serie de opciones de entrada y salida en la línea de una carrera profesional, o en una trayectoria de niveles progresivos de profesionalización (Ejemplos: de la enseñanza media a la enseñanza universitaria, de los grados a los post grados, etc...); también flexible en cuanto a posibilidad que tiene un alumno para determinar en algún grado, el orden en que cursará módulos de competencia y, especialmente, para elegir entre estructuras de estudios de valor equivalente entre sí.
Modular en el sentido de que las asignaturas tradicionales son sustituidas por módulos de diferente valor de créditos, pero que como objetivos apuntan a desarrollar tanto estructuras orgánicas de competencias académicas para operacionalizar y objetivar el conocimiento y saber académico frente a un reactivo externo, como igualmente competencias de desempeño práctico que especifican acciones para elaborar o construir una cosa, para producir o dinamizar un sistema técnico o tecnológico, o para aplicar correctamente una norma o procedimiento, o para manejar instrumentos, etc
•Recurrente: En el sentido de que una unidad de aprendizaje ya cursada es autosuficiente y por tanto posee un valor en sí, diferente de otras unidades. Pero, para efectos de acreditar competencias dentro de un sistema amplio o trayectoria de carrera profesional, puede ser oficialmente tomada en cuenta, se reconoce el título o diploma que tiene y sirve como ingrediente del plan conducente a un
título o diploma de una carrera.








Rol de la investigación en la formulación y desarrollo del currículum de competencias.

Parece innecesario decir que dicho rol es de primera importancia. En efecto, la pertinencia, eficacia; y configuración epistémica y técnica de los planes, programas y proyectos del Currículum de Competencias, dependen decisivamente de la información continua que debe proveer la investigación. Por ejemplo:
•          Investigación necesaria para fundar y reajustar carreras, para establecer perfiles
de competencia y para determinar la modularización del plan de
estudio.
•          Al respecto, considerar por ejemplo que en el tiempo de egreso del nuevo
profesional se daría un desfase de a lo menos cuatro años en relación con los
desarrollos experimentados por la estructura del empleo, las demandas sociales
de nuevos profesionales, las tecnologías de producción y admini
stración, etc.
•          Investigación para testear las tendencias que se dejan sentir en las diferentes áreas
de la economía nacional vinculadas con carreras y ofertas de perfeccionamiento
y re-calificación laboral.
•          Investigación para apreciar y ponderar las oscilaciones de la empleabilidad, las
dinámicas de la estructura del empleo en el doble sentido horiz
ontal y vertical.
•          Investigación para obtener y estructurar de manera continua información
procedente de servicios públicos y privados, de actores económicos y sociales,
respecto de tecnologías en uso, salarios, y competencias duras y blandas del
ejercicio profesional.
•          Investigación sobre cambios en la legislación y normas de acreditación de
carreras, y de mayores exigencias de los estándares nacionales e internacionales
de servicios profesionales específicos.
•          Investigación tanto para evaluar impacto económico, social y cultural de las
diferentes especialidades profesionales, como para una incorporación activa en
redes sociales y clusters profesionales.
•          Investigación para formular proyectos experimentales destinados a evaluar
beneficios y dificultades que ofrecen diferentes modelos de evaluación de logro
de competencias.
•          Investigación en Modo 2 (en lo posible) para obtener indicadores que permitan
corregir e insuflar eficacia y dinamismo en los modelos curriculares en aplicación.
Conclusión.

Hablar hoy en día de la formación de profesionales de nivel medio, es un tema de grandes discusiones en los foros educacionales. El mundo está en permanente cambio. El avance de la sociedad, motivado por la acelerada evolución de la ciencia y la tecnología, el uso de las tecnologías de la informática y las comunicaciones, las investigaciones biotecnológicas, el desarrollo de la genética, la electrónica y la ciencia de los nuevos materiales, exige de una Educación nueva donde el individuo adquiera las nociones básicas para poder enfrentar los cambios en el mundo del trabajo y en la vida.

La misión de la Educación Técnica y Profesional de formar trabajadores aptos para un mundo laboral en continuo cambio, donde se requiere periódicamente reciclar, reconvertir o actualizar las habilidades profesionales que demanda el desarrollo económico y social del país; hoy es más viable que nunca en el escenario de la Batalla de Ideas y de los diferentes programas de la Revolución que garantizan su prosperidad y plena igualdad de posibilidades para todos los jóvenes.

El desarrollo curricular por competencias no da a conocer los diferentes significados y manifestaciones que puede tener el término de competencias. La cantidad de significados que se le da hace que se caracterice por ser un término polisémico. Puede ser visto como una capacidad de competir, confrontar o de ser competentes en determinadas situaciones, Cada uno de estos paradigmas demuestra que las competencias se pueden asociar a diversos contextos o situaciones que son parte de la formación de los individuos.

La competencia laboral es el conjunto de capacidades complejas que integra diversos saberes (conocimientos, habilidades, destrezas, estrategias, valores y actitudes), que permiten manejar y transformar recursos, interactuar con eficacia en el entorno, resolver problemas en situaciones reales y obtener resultados esperados. Asimismo, enfrentar con éxito tareas no previstas o novedosas, en circunstancias inciertas. La competencia sólo se hace evidente en su aplicación práctica en un contexto laboral concreto, haciendo posible una actuación pertinente,autónoma, reflexiva, creativa, ética y eficaz.

Las capacidades, que permiten un desempeño competente, están siempre en perfeccionamiento y pueden ser adquiridas a través de la formación profesional, la experiencia laboral y la vida cotidiana es por eso que a las competencias se le pueden dar diferentes usos, se utiliza como una autoridad que es el poder que se puede generar en algún mando, visto de la manera como una capacitación ya que se demostrara en que grado esta preparado la persona para desarrollar actividades, a la que se refiere a la función laboral refiriéndose a las responsabilidades.
Referencias.

CHANDLER Bagley, William. The Educative Process. 1905.

CORVALÁN, Oscar. Revista Relaciones del Trabajo de la Asociación Chilena de
                      Relaciones Industriales. Año 4. Nº 11: 1992,
                     Ver en <http://www.riic.unam.mx/01/02_Biblio/doc/Competencias_Chile.pdf>    
                     [Consultada: 9-07-2014].

ESPACIO EUROPEO Educación Superior. Declaración de Bolonia, 1999. Disponible
                 en: <http://www.eees.es/pdf/Bolonia_ES.pdf> [Consultada: 09-07-2014].

OTEÍZA, Fidel. Una alternativa para el desarrollo curricular de la EMTP. Santiago,
                CIDE, 1991.

SISTEMA de Certificación de Competencias Laborales y Calidad de la Capacitación,
                   desarrollado por la Fundación Chile (FDI – CORFO/BID – FOMIN) en 1999.

TESE. Tuning Educational Structure in Europe. En: <http://tuning.unideusto.org/
            tuningeu/> [Consultada: 09-07-2014]





















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